El sector turístico en España caía vertiginosamente durante el primer semestre de 2013. Por todos es sabido que desde que comenzó la crisis, ningún sector lo ha pasado bien, pero como fuente económica importante en nuestro país, se ha hablado y escrito mucho al respecto.
Todos teníamos puestas las esperanzas (o casi todos. El 91% de la población así lo quería) en la celebración en Madrid de los próximos JJ OO en 2020.
No pudo ser. Pero esta mañana a primera hora leíamos un artículo que refería la ventaja de que esto haya sido así porque, según el cronista, este hecho nos dará la oportunidad de agudizar el ingenio y hacer crecer la capacidad del ser humano de reinventar y reinventarse para tratar de sobrevivir y salir adelante. Haber perdido los Juegos Olímpicos de 2020 significa por tanto que Madrid tendrá que buscar a la fuerza nuevas metas y horizontes, lo que siempre es un estímulo para reinventarse como ciudad y como destino turístico.
Un caso parecido ha ocurrido con la señora Ana Botella. Lo que al principio nos pareció a todos el más espantoso de los ridículos, desde hace algunos días las crónicas en periódicos, y sobre todo en redes sociales, han cambiado sustancialmente e incluso un reconocido, mundialmente, profesor de inglés, comenta que eso mismo es lo que le pasa a todas aquellas personas que intentan aprender un idioma que no es el suyo, y que no pasa nada.
Y es que parece que pase lo que pase en España, somos tan majetes, aun en el supuesto de que en algún momento nos muramos de hambre, y Dios quiera que nunca llegue, que tenemos tan agudizados los sentidos, o lo que sea, que somos únicos en darle la vuelta a las cosas igual o mejor que le damos la vuelta a nuestra tortilla de patata, y conseguimos ver la parte bonita. Y ahora resulta que el que no se hayan celebrado los JJ OO en Madrid o el que seamos el país que más años dedica al estudio y aprendizaje del inglés, sin conseguirlo, es lo mejor que nos puede haber pasado.
Y es que la capacidad de adaptación del ser humano al medio en el que vive, como el del resto de los animales que pueblan el planeta, es notorio. Pero la capacidad de los españoles en ver el lado bueno de las cosas y nuestra capacidad de resignación, no tiene límites.
Esperemos que las cosas no empeoren porque si llegamos a vivir momentos de hambruna, ya se nos ocurrirá pensar que así las dietas de adelgazamiento nos salen gratis.